Recuerdos de lo que no ha pasado

sábado, octubre 29, 2005

Recuerdos de lo que sí ha pasado: El cineasta cadáver


Cuando uno asiste a La novia cadáver tiene como obligada referencia (ellos mismos lo han buscado) su hermana mayor, la anterior Pesadilla antes de Navidad. Ésta comparte con aquélla varios elementos, concianzuda y premeditamente repetidos de una a otra para repetir el éxito de la primera: el mismo tipo de historia; la misma estética gótica; los mismos chistes (pretendida pero infantilmente) macabros; una animación stopmotion depuradísima; la banda sonora de Danny Elfman; la (supuesta) dirección de Tim Burton; y sobre todo y por encima de todo un diseño de producción espectacular, brillante.


Y sin embargo, esta novia cadáver me parece infinitamente inferior. Todos los elementos están ahí, magnífica e intachablemente dispuestos (faltaría más), pero a mí esta película no me dijo nada. No le perdono a Burton que no me divirtiera, que no me sorprendiera, pero sobre todo: que no me emocionara. Un guión errático, irregular, con fines poco claros y mal establecidos; con personajes poco atractivos, manidos dentro de la propia estética Burton; una técnica impecable pero plasmada fría y metódicamente para conseguir un pastel perfecto pero insípido. Incluso la música de Danny Elfman (magnífica en otras ocasiones) aquí es machacona y sosa y las canciones son cansinas,. monótonas, frías como el resto de la peli.


Burton, el cineasta cadáver, ha transformado con esta peli al coyote de la Warner en un Goofy de la Disney. Ya no hay el humor gamberro, pasado, que Henry Selik diera a la pesadilla antes de navidad. Ya no hay brillo ni sentimientos, sólo sentimentalismo infantiloide (y casi ni eso). Un guión que funciona sólo al nivel de un público infantil y cuyo único aliciente para el público adulto va a ser su maravillosa estética. Pero sin emoción, la estética Burton pide a gritos una revisión. La peli, como sus directores, está muerta. Técnicamente perfecta pero anímicamente muerta.