El actor de la semana: John Travolta
Primero lleva los niveles de horteridad a límites insospechables. Límites que están a punto de desbordar el vaso de brillantina. No contento con eso, aparece el tío de la mano de Stallone (¡de Stallone!) y se marca el movimiento de caderas sudoroso. Y lógicamente, de ahí a descender a los infiernos es todo uno, que el declive es cosa fácil, aún más cuando encima tú empujas.
Hacer Mira quien habla tiene cojones. Y lo de la segunda parte: de juzgado de guardia. Y en España es peor, que tuvimos que soportar el engendro con las voces de Moncho Borrajo, la Sardá y demás morralla. Pero en fin, que vamos, que todo el mundo tiene derecho a comer y que cuando estás en el fondo del pozo no te vas a poner exquisito con los papeles que te tocan.
Lo bueno del fondo del pozo es que ya sólo queda ir hacia arriba. Y la ascensión vino de la mano de Tarantino. Tarantino digo, que se hizo famoso por recuperar actores perdidos y que maldita la hora. Tarantino coge al hortera de Grease, le mete encima 30 años y una barriga, y ni corto ni perezoso le pone a bailar con Uma Thurman. Y así cómo no va a resurgir el muchacho. Bailando con Uma Thurman no hay dios que fracase.
Ya dije yo que, de recuperar, podía haber recuperado Tarantino a Josele Román, que le hubiera salido más barato y sobre todo, hubiera sido más divertido. Josele Román nunca habría hecho de la tierra un campo de batalla interestelar. Digo yo que quien cojones le mandaría a Tarantino recuperarnos a este hortera baboso, antipático y de segunda, y que mientras sigue subiendo va pensando que, tarde o temprano, con lo mal actor que es, terminará volviendo a los infiernos.