Champán y petas
No tengo ganas de escribir hoy. Me pasa siempre que tengo que pasármelo bien por cojones, que como soy rebelde por naturaleza no me sale de las narices divertirme porque sí. Me deprimo y me encierro y me encabrono.
A la puerta del 2005 llaman las ganas de juerga, el emborracharse, el ocultar debajo de la chaqueta la botella de champán para que el madero de turno no me la requise en la puerta del Sol, el desfase, bailar, gritar, saltar y fumar petas. A la puerta del 2005 llaman los buenos deseos, el hacer régimen, el acabar de una vez el puto guión del largometraje. A la puerta de mi 2005 llaman la responsabilidad y la madurez y las obligaciones y el plantearme tantas, tantísimas cosas.
Este año no le abro al jodido 2006, me quedó aquí, inmaduro, infantil, sin régimen, sin juerga, haciendo cortos en vídeo que no verá nadie, sin champán ni petas, encerrado, deprimido y encabronado. A la puerta llama el 2006. Yo este año no le abro.
A la puerta del 2005 llaman las ganas de juerga, el emborracharse, el ocultar debajo de la chaqueta la botella de champán para que el madero de turno no me la requise en la puerta del Sol, el desfase, bailar, gritar, saltar y fumar petas. A la puerta del 2005 llaman los buenos deseos, el hacer régimen, el acabar de una vez el puto guión del largometraje. A la puerta de mi 2005 llaman la responsabilidad y la madurez y las obligaciones y el plantearme tantas, tantísimas cosas.
Este año no le abro al jodido 2006, me quedó aquí, inmaduro, infantil, sin régimen, sin juerga, haciendo cortos en vídeo que no verá nadie, sin champán ni petas, encerrado, deprimido y encabronado. A la puerta llama el 2006. Yo este año no le abro.